El hecho de que la obesidad continúe hasta el momento, ha coincidido con el incremento en las porciones de alimentos que se ingieren dentro y fuera de casa.
El consumo de grandes porciones de alimentos juegan un rol importante en la epidemia de la obesidad mundial. Las raciones de alimentos servidos en el hogar y restaurantes ha incrementado considerablemente en las últimas décadas.
El tamaño de las porciones tiene una relación directa con el consumo calórico. Es por ello que grandes cantidades de comida van casi siempre relacionadas con grandes cantidades de calorías ingeridas. Es de vital importancia la generación de una conciencia nutricional a nivel nacional en donde podamos aprender a distinguir la relación entre un estado de hambruna y un estado de saciedad sin necesidad de regirnos por las raciones que los centros alimentarios nos ofrecen.
Ahora bien, una estrategia para revertir el efecto del tamaño de las porciones alimentarias es disminuyendo la densidad energética (DE) de los alimentos consumidos (DE = kilocalorías por gramo de alimento consumido).
Estudios recientes han demostrado que el consumo de alimentos de baja densidad energética (como frutas, verduras y sopas) mantienen síntomas de saciedad mientras que al mismo tiempo reducen la ingesta de calorías. De hecho, el consumo de porciones de alimentos de baja densidad energética representa una estrategia más exitosa en la disminución de grasa corporal que las habituales restricciones en porciones de carbohidratos y grasas recomendadas por algunos nutricionistas.
Recuerda: comer alimentos de baja densidad energética como FRUTAS, VERDURAS Y SOPAS puede ayudarte a promover una regulación en parámetros de hambre – saciedad, al mismo tiempo que disminuyen el consumo calórico. ¡Inténtalo, comer menos y más saludable, será más y mejor para tu salud!
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